sábado, 27 de agosto de 2011

Cómo fuí a enamorarme de tí,,,

Como fué a enamorarme de tí,
si bien sabía que no era bueno....

Marco A. Solís.

Fracaso

No tengo otra manera de lidiar con este dolor,
que llorarte a lagrima viva,
de pensar cuàn idiota fuí,
al pretender que dandote todo me amarías.

Todo fué una mentira que mi mente creó.
Mi anhelo de pertenecer a tu mundo,
me hizo creer que podrías amarme
tanto como yo a tí.

Qué ingenuo fué mi corazón,
que pretendió demasiado de ti,
que no podías darme ni siquiera un beso.

Si te decepcioné, disculpame, porque tu tampoco eras el hombre más perfecto
del mundo,
si no te gustó mi forma de ser, tampoco es que tú seas el mejor de todos,
porque lo que te dí te lo dì sin reservas, sabía que no podía esperar nada de tí,
pero supuse que la pasión nos bastaba al menos por esta noche.

Pero esta noche, me dejaste sola,
sola como la luna en una noche sin estrellas,
sin siquiera un beso,
sin una mirada apasionada,...

Lo ùnico que pretendí fué querererte como tú querías,
y ni los libros ni la vida me han enseñado aún,
como ser quien te robe los sueños,
quien se adjudique tus pensamientos....

No cabe duda,
el amor siempre se encuentra donde no deseas,
y se pierde donde más lo quieres...

Pareciera un juego donde pierdes siempre,
donde cuando te ofrecen la mano a favor
te parece bagatela, insulso,

y donde te niegan el beso, el amor,
más quieres y te aferras,

destructivo corazón que aferrado a la tristeza
no obedece a lo evidente,
a lo que no puedes ocultar con un dedo.

Todavía creo que la vida puede darme una oportunidad
para amar sin reservas, pero con tu actitud soberbia
y de sentirte el amo del mundo,

entiendo que no sientes lo mismo,
el problema lo tengo yo, por no comprender,
por no querer abrir los ojos

y entender que lo mejor es olvidarte.

viernes, 26 de agosto de 2011

Miedo

No puedo sino sentir este miedo irracional
que me provoca tenerte tan cerca y tan lejos a la vez.
Fatídica noche en que probé tus besos,
tus caricias de seda,
que hoy se roban mis horas de sueño,
mi tranquilidad.

Es el precio que debo pagar por entregarme a tí,
mi ansia, mi estupor,
mis temblores y mis desvelos.

Quién diría que podría infringirme yo misma
la dulce tortura de tu amor que no siento seguro
entre mis manos...