viernes, 23 de septiembre de 2011

Te has ido ilusión

Te has marchado y sé que será
para no volver.

Te fuiste por la calle del olvido,
dando tumbos por las esquinas de la decepción
sin saber cuál será tu destino.

Pero quién te ha echado,
si tu mismo te fuiste sin razón,
sin pensar acaso en el eco de tu propia desazón.

Y ahora que te veo lejano,
te pienso, intento retener tus besos en mi memoria,
y con este verso te protejo del olvido,
porque sé que cuando deje de quererte,

en mi corazón quedará tu huella
como una pisada en la arena,
previa tormenta de nuevo día.

Divagando


Soñé con esos campos floridos
tan plenos de tu mirada y nuestros abrazos
cuando al brillar el sol
la felicidad del momento llegaba.

Buscar en tu piel la paz
y la claridad de aguamansa
que solo el ensueño nos trae.

Y pensar que ese instante
pudiera prolongarse indefinidamente
llenando mis sentidos de tu dulzura
y tu sonrisa...

Y sentir, sentir que la vida se me iba
en el canto de luna
que tu adiós me dejó,

porque al dejar de quererme la noche se ciñó
y las estrellas con su manto
mi alma cubrieron,
dandole poesía a mi pena

que siguió sin rumbo,
cual barco a la deriva entre los mares del olvido.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Tejiendo versos

Al caer la noche pienso en tí,
en el perfume que aumenta mi delirio,
cuando te acercas a mí,
presa en tu hechizo.

Y un verso comienza a asomarse,
descolorido, quizá sin querer llegar
a ninguna parte,

como descosido en el tiempo,
desnudo entre la lluvia
que no cesa de entre el firmamento.

Y llega el momento,
cuando regresa a mí tu recuerdo,
dulce y sinsabor por momentos,
como queriendo asaltarme sin remordimientos,

Me regala la impotencia de tus besos imposibles,
la incoherencia de tu amor que nunca tuve
y la furia del deseo que no podré fundir
con tu perfume.

Tan grande se convierte el verso,
que comienza a devanear entre otros recuerdos
confundiendo amores y nombres,
entretejiendolos todos juntos,

formando al final un solo nombre, un solo credo,
un solo y único dolor
y una sola y única felicidad
jamás concebida.

Tu nombre que mis labios no pueden pronunciar,
tus manos que mi ser ya no podrá tocar...

No existe el pasado ya,
porque sólo eres tú, plasmado en este verso
que se hace inmenso, casi inexplicable,
como el amor insano que vive en mi corazón,

triste por la ausencia
que me dejaste de tí.

Recuerdos...

Me queda en la memoria el recuerdo aquél
de la noche más hermosa que me diste
y que no volverá jamás.

Viene a mi mente el momento en el que con
tus besos de esperanza,
tus manos como terciopelo,
avivaron mi cuerpo, adormecido.

E intento, desesperada, ferozmente,
borrar el desprecio de tu boca,
ignorar el gran dolor que a mi vida trajiste,
aquél día en que tu amor se evaporó, triste.

Trato de pensar que aquélla noche me amaste
con el alma y con el cuerpo
como jamás pudiste amar a nadie.

Que con aroma de jazmín me diste
suavemente un trozo de tu alma,
en tus suspiros profundos y sin prisa,
fuiste mío y yo de tí.

No hizo falta decirte que te amaba,
pues en cada roce de mis manos en tus labios,
sentiste mi clamor, el amor inmenso
que por tí sentía.

Sé que cometí el error de ignorarte por temor
al qué dirán,
pero siempre te quise, te sigo queriendo,
aunque en tu desprecio

me hayas roto el corazón,
convertido en un témpano helado
cuando de mi lecho te apartaste
para no volver...