jueves, 2 de enero de 2014

Frío

Este invierno que me hace amarte cada vez más,
es el mismo que no me permite acercarme
por miedo a romper tu mundo, tu valladar.

Este frío hace que busque tu compañía,
que busque al menos tu mirada,
que me inflame de deseo,
de calor de hogar.

Y sin embargo sé que debo alejarme,
por qué es tan difícil, cuando el frío arrecia más?

Por qué siento este gran vacío, que me acerca a tus pasos,
ésta imperiosa necesidad,
de estar a tu lado...

No dejo de pensar

No dejo de pensar y de morderme la lengua,
cuando de tí me acuerdo,
cuando de tí me detengo.

Y cuando quisiera gritar al cielo
que te quiero tanto,
cuando al despertar no puedo evitar
en tí pensar.

Y digo dulcemente tu nombre,
y mis labios esbozan sonrisa amplia
como los latidos de mi corazón por tí.

No lo habrás de saber jamás,
siempre mi boca sellada,
siempre mis deseos callados,
mis abrazos aprisionados.

La tentación acude a mi carne trémula,
cuando un detalle tuyo
se cierne un momento sobre mi cuello
y es entonces cuando de mí se apodera el miedo

Miedo porque no quiero amarte tanto,
miedo porque eres ajeno,
miedo porque no debo a tí aferrarme,
porque simplemente no puedo.

No eres mío, tu libertad no está en mis alas,
tus pasos no son mis alboradas.
Me vuelvo quimera entre tus pensamientos,
me convierto en dulce bagatela

cuando el sol muere al final del día.


Renuncia

Decir adiós a tu sonrisa,
no desearte nunca más,
es el destino de mi amor
para tí, ante tí.

No quiero amarte y sin embargo
comprendo que es tan grande mi amor
que renuncio a tus manos,

renuncio a tu cuerpo, al sabor de tu boca,
a los sueños de tus labios en mi alcoba.

Renuncio y jamás podré sentir tu corazón
latir junto al mío,
desterrada al país donde nunca estarás,

donde mis esperanzas estériles,
darán lugar a estos versos tristes,
donde tú no,
donde yo no.