Te vi. Me esperabas
Y sonreí.
Porque cuando nos encontramos
Tus ojos brillaron como luceros
En mitad del día.
Tomaste mi mano,
Sabía que era el gesto más lindo
Que podías haber optado.
Y fuimos solo tu y yo
Por las calles
Sorteando gente cuyos rostros
Ni siquiera reconocí.
En tu sonrisa encontré
Dulce resplandor
Que iluminaba todo:
Era genuino y tan sólo un momento.
La alameda entonces cubrió
Con su cálido abrazo
Los nuestros,
El viento suave
Mecía nuestras risas
Al compás de la espléndida
Y cálida tarde de febrero.
Dirigiste mis pasos
Y flotamos juntos
Por las veredas
Que conducen al zócalo
Sin tiempo ni espacio
Solo para llegar a la música
Que en un abrazo
Nos vió bailar.
Sin más preguntas
Sin más de nada
Fuimos tan sólo
Melodía sutil e inolvidable.