Tan solo son memorias,
imágenes que ya no existen,
sensaciones, recuerdos, escenas
que no dejan respirar.
Duelen, se encajan en el cuerpo,
en la mente, en la respiración.
Trato de difuminarlas porque en este preciso momento
acepto que no son más.
La realidad aplasta las nubes de pensamientos
que se agitan en mi mente,
el momento se encarga de que mi mente perciba
lo que sucede en este instante.
Escucho un eco que me recuerda
que ahora es el momento,
no hay pasado ni futuro,
los dejo partir y agradezco que se vayan,
pues han dejado su reflejo en mi vida.
Entiendo que la vida tiene un propósito mayor
a la posesión y al rencor.
Con claridad, percibo que el objetivo deberá ser,
elegir lo que el alma designe,
lo que ella y mi espíritu encaminen.
No debe haber otro sendero que ése,
entregarme al impulso de mi alma,
escucharla y sentirla.
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