Miro hacia atrás y todo lo que fué
ya no es más.
Se quedan mis recuerdos más queridos,
de la niñez, de los verdes prados que llenaban mis ojos.
Solo viven en mi mente aquéllos a quien amé tanto
también el dolor que me causaron,
la soledad que me hicieron vivir
las casas grandes y llenas de secretos
que nunca comprendí.
Se fueron y con ellos nació una cierta añoranza,
una desesperanza,
una pregunta que solo tiene una respuesta. Nunca.
Todos y cada uno se fueron,
sin decir adiós,
sin poder ver su rostro, sin alzar mi voz.
Se quedó el dolor del jamás,
del no podrá ser más.
Y aunque sigo mi vida, me ocuparé del presente,
vendrá ocasionalmente este fantasma
que me recordará lo que fué
y la sensación de no aceptar
que ya no más,
acabará con mi alegría,
con mi paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario