No puedo sino sentir este miedo irracional
que me provoca tenerte tan cerca y tan lejos a la vez.
Fatídica noche en que probé tus besos,
tus caricias de seda,
que hoy se roban mis horas de sueño,
mi tranquilidad.
Es el precio que debo pagar por entregarme a tí,
mi ansia, mi estupor,
mis temblores y mis desvelos.
Quién diría que podría infringirme yo misma
la dulce tortura de tu amor que no siento seguro
entre mis manos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario