De pronto estabas tú
con tu boca de fuego
tus manos latentes
y tu hermoso cuerpo
labrado en carne y deseo.
estabas en mi camino
y yo dudaba si entregarme
o quizás detenerme.
y al besarte el miedo y la duda
se hicieron presentes en mi
casi no podía respirar.
entonces poseíste mi cuerpo
que había olvidado el infinito
y mi alma sacudiste
para sentir el gozo eterno
en el mismo centro de mi ser.
tanta dicha
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