martes, 26 de septiembre de 2017

Monte alegre

Mis pies desnudos

Sobre la hierba mojada

Sobre el ocojal que crujia

Tranquilo y sin voz.


Tenía en los sentidos

El aroma del bosque

De la madera recién caída,

El canto de los pájaros

La luz del sol sonriente,


El verde siempre radiante

De los pinos que en la tierra yace.

Las gotas de lluvia

Pendian en las ramas

De los pinos radiantes

Cuyos troncos invitan


Al hogar.

Tanta belleza

que no cabía en mis ojos.


La luz el paisaje los momentos

En los que respiraba como sabiendo

Que irrepetible era el instante

En el que yo miraba los tréboles

Todavía durmiendo.

Somnolientos con las hojas recogidas


Apenas asomaban sus colores,

Su frescura de Rocío matutino.

Otros ya despiertos miraban hacia el cielo


Agradecidos por un día mas.

Hermosos, en todos tamaños

Unos mas pequeños otros gigantes

Saludaban en el camino

A esta impresionada viajera

Que con asombro encontraba

Un detalle nuevo a cada paso

Por toda la vereda.

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