martes, 17 de marzo de 2009

Sin nada

Sin nada me he quedado ya, sin tí, sin mí en ese ayer que fué nuestro y que sin embargo nos ha dejado sin nada...

Echarás de menos sus caricias, la tibieza de su cuerpo junto a tí, incluso pelear, la sensación de que no eras feliz a su lado. Y sin embargo sé que también a mí me echarás de menos, con nuestras risas, con nuestra compañía, nuestros días, nuestros besos, mis abrazos...

Lo sé porque dejé en tí una huella indeleble que no podrás borrar, así como la que tu has dejado en mí. ¿Por qué, por qué no fuiste capaz de amarme como yo a tí?

Tú me amabas Penélope, yo te amaba Héctor, con la fuerza de mi voz y de mi alma, de mi corazón, de mis venas y mi palpitar. ¿Querías que me quedara muerta en vida viendo cómo nos consumíamos de dolor, tú por no tener tu musa virtuosa y yo por no tener en ti mi decidido guerrero?

No, no me amas. Me amaste un tiempo que duró lo que dura un suspiro, sin tomar en cuenta mi esfuerzo ni mi permanencia a tu lado. Si acaso me amaras como decías, hubieras luchado hasta encontrar mi corazón. Pero no me amabas.

Tan solo que sepas que te amé como no podré volver a hacerlo, que sepas que no hay en mí fibra que no te sienta, que no sienta como si fuera ayer cuando te dejé. Que sepas que al dejarte un trozo de mi vida misma se va y sin volver porque te la has llevado con tu rencor y tu insensatez.

Insensato, no entiendes que nadie te amará con la fuerza con la que yo te he amado, que nadie te deseará con la locura de mis años, de mi juventud. Eres un insensato!

Me has matado la ilusión, pero Dios quiera reparar el daño que hay dentro de mí. Y que el cielo te perdone por haber despreciado mi cariño.

No hay comentarios: