Tanto te quiero
que ni siquiera puedo probar un beso de tu boca,
una sola caricia de tus manos.
Tanto te quiero
que pensar en tí no quiero
y sin embargo los días pasan,
y siempre acabo hablando de tí.
Tanto te quiero que podría, incluso
mi vida dar si fuera para salvar la tuya,
porque no importa el tiempo,
Siempre eres tú, y mi admiración por tí,
y tus ojos,
y tu boca que promete dúlce pecado,
pero sin embargo en esta ocasión es distinto:
porque tanto te quiero
que jamás me atrevería a amarte con mi carne.
Pido fuerzas al cielo, siempre,
para poder amarte un poco menos,
y no porque pretenda olvidarte
es porque quiero de mi inmenso amor salvarte...
No hay comentarios:
Publicar un comentario