sábado, 21 de diciembre de 2013

Así, queriéndote

Tanto te quiero
que ni siquiera puedo probar un beso de tu boca,
una sola caricia de tus manos.

Tanto te quiero
que pensar en tí no quiero
y sin embargo los días pasan,
y siempre acabo hablando de tí.

Tanto te quiero que podría, incluso
mi vida dar si fuera para salvar la tuya,
porque no importa el tiempo,

Siempre eres tú, y mi admiración por tí,
y tus ojos,
y tu boca que promete dúlce pecado,

pero sin embargo en esta ocasión es distinto:
porque tanto te quiero
que jamás me atrevería a amarte con mi carne.

Pido fuerzas al cielo, siempre,
para poder amarte un poco menos,
y no porque pretenda olvidarte
es porque quiero de mi inmenso amor salvarte...


No hay comentarios: