Decir adiós a tu sonrisa,
no desearte nunca más,
es el destino de mi amor
para tí, ante tí.
No quiero amarte y sin embargo
comprendo que es tan grande mi amor
que renuncio a tus manos,
renuncio a tu cuerpo, al sabor de tu boca,
a los sueños de tus labios en mi alcoba.
Renuncio y jamás podré sentir tu corazón
latir junto al mío,
desterrada al país donde nunca estarás,
donde mis esperanzas estériles,
darán lugar a estos versos tristes,
donde tú no,
donde yo no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario