Eran tus manos y tu pasión
Las que me mataron una y otra vez
Embistiendo furiosamente
Todos los tiempos
Todos los caminos
Todos los destinos.
Y te fuiste adueñando
De cada palmo de mi piel
Siempre observando
Siempre sintiendo
Arrancaste mis gritos
Y absoluto estupor
En cada nueva embestida
Que parecía la única
Mientras moría
Mientras sin palabras
No entendía
Volviéndome infinita
Pensando qué magia era ésa
Que de entre todo el tiempo
Y todo el mundo yo no comprendía
Con esa revelación que me hacia llorar
Porque no comprendía
Eso que estallaba cada célula
De mi cuerpo, de mi ser.
Inagotable fuente de sensaciones
Jamás sentidas
Si acaso aproximaciones apenas
Que confusas eran
Pero hoy entre tu boca y tus espasmos
Los míos quedaron atrapados
Sin palabras, con apenas gritos
De estupor, desmesurados
Con el universo entero de testigo
Contemplando mi absoluto asombro.
El arrebato, los sonidos que me hacían
Morir y morir, esas pequeñas muertes
Que me daba tu ataque sin tregua
Transformando el núcleo mismo
De todo lo que fui
Aquello que creí
Incluso lo que pedí.
Superando de manera increíble
La percepción del antes
Que se desvanece inevitable
Entre tus ojos y los míos
Haciendo que el pasado
Ahora sea una pálida templanza
Que sólo nos engañó
Con su constante recuerdo.
Mis lágrimas que llegan hasta mis entrañas, enjugadas
Entre el dolor y el cansancio
Son ahora estandarte
De un presente glorioso
Y perfecto, una nueva realidad
Que supera cualquier ficción.
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